Traducción de un artículo original de Rachel Edwards.
Estoy hartísima de oír la misma historia en los medios. Sobre todo porque es el mismo relato que utiliza la izquierda liberal una y otra vez. La utilizan tantísimo que estoy segura de que la habréis escuchado.
De hecho, seguramente ya sepáis lo que voy a decir, aunque el primer párrafo sería un poco confuso sin el título. Hablo del estereotipo que sacan cada vez que hay un asesino en serie, un tiroteo de masas o un agresor sexual violento y reincidente.
Ya conocéis el cuento. Es el hombre del saco que se esconde en el armario; el hombre blanco cabreado. Es el chivo expiatorio para todos los problemas del primer mundo. Es el destructor de la virginidad, el perpetuador del racismo, el motivo del cambio climático. Está en todas partes y en ninguna. Es un solitario, y al mismo tiempo es producto de la misoginia descontrolada que está normalizada dentro de la sociedad.
Es el hombre normal medio, y a la vez es una anormalidad. El cuerdo y el loco. Desayuna gatitos y viola nuestra inocencia. Tiene alucinaciones, pero al mismo tiempo está en su sano juicio. Es el Hombre Blanco Cabreado.
Ahora bien, poco importa que, de entre los millones de hombres blancos que viven en el primer mundo, apenas unos pocos cometan estos actos de violencia extrema. No importa que esa persona tenga evidentes problemas mentales. No importa que actuase solo, y que tuviera pocas afiliaciones reales.
Porque la historia del Hombre blanco cabreado cambia según quién la use para su propios fines políticos. Un hombre que podría ser de raza mixta se transforma en el hombre blanco cabreado si eso ayuda a impulsar el relato. Un hombre liberal puede volverse conservador. Un hombre que esté en contra de las armas puede convertirse en simpatizante de la Asociación Nacional del Rifle. Lo que sea con tal de enriquecer la historia.
El relato puede venderte casi cualquier cosa:
Anti-armas
Anti-sexismo
Anti-videojuegos
Anti-porno
Anti-racismo
Sólo hace falta que esté ligeramente relacionado con el delito en cuestión. En ese momento, la verdad ya no importa, y la gente proyectará lo que sea sobre una tragedia. La realidad bien podría no existir, porque se han creado la suya propia.
La gente necesita un chivo expiatorio, y el hombre blanco cabreado encaja perfectamente en el papel, porque no puede contraatacar. Porque si lo hace, está confirmando lo que ya creían desde el principio. Si se frustra, pueden decir: “Los medios tenían razón. Al final los hombres blancos sí que son el demonio”.
Este post no tiene intención de defender las acciones delictivas. No obstante, sí que condeno cómo los medios refuerzan este relato una vez tras otra. Porque estos incidentes no son los únicos acontecimientos violentos relacionados con las armas en Estados Unidos. Tampoco la única vez que en una sola noche son violadas o asesinadas varias personas. Si las bandas matan a tiros a la gente desde un coche, a nadie le llama la atención, pero si un blanco escuchimizado escribe un manifiesto y acribilla a varias personas, la gente pierde la cabeza.
Vamos a ponerlo en perspectiva. Cada año mueren más personas accidentalmente con armas que en tiroteos protagonizados por hombres blancos cabreados solitarios. La percepción de la gente está sesgada, porque los medios convierten a estos delincuentes en una especie de estrella morbosa, y documentan de forma obsesiva hasta el último detalle de sus vidas, dando prioridad a estos delitos tan infrecuentes, por encima de los accidentes menores que acaban con miles de personas todos los años.
Según las estadísticas, las acciones de estos hombres son una gota en un cubo de agua, si las comparamos con cuánta gente muere violentamente todos los años. Para verlo en perspectiva, 575 personas han muerto en tiroteos de masas desde 1982. Comparémoslo con el número aproximado de bebés que mueren anualmente por la circuncisión, unos 117 por año, pero no creo que veas un énfasis enorme de los medios para acabar con la circuncisión infantil. Claro que no, porque contradice el relato.
Propagar el miedo al hombre blanco cabreado anónimo es más fácil que asumir el número acumulado de muertes anuales relacionadas con las bandas, que asciendo a unas 2000 personas por año. Pero es una verdad incómoda, porque las bandas se suelen asociar típicamente con las minorías étnicas.
Esto no quiere decir que la raza sea la causa de estos problemas. No obstante, lo que digo es que el tema de la raza es el motivo por el que los medios no quieren tocar la violencia de bandas y la violencia armada criminal ni con un palo. Porque tienen miedo de que si lo hacen, quedarán como unos racistas. Así que la historia del Hombre blanco cabreado es la más conveniente, porque les permite debatir el tema de la violencia armada, sacudiéndole al saco de boxeo socialmente aceptable: el hombre blanco cabreado.
Todo ello sin debatir el tema tabú: el hecho de que se cometan más muertes relacionadas con las armas cortas de fuego en entornos urbanos que en ningún otro lugar de los Estados Unidos, lo cual quiere decir que hay una gran correlación entre los homicidios con armas de fuego y las zonas densamente pobladas con un índice de criminalidad muy alto. Pero como ya he dicho, cuando la realidad no encaja con el relato político, crean la suya propia.
Porque a los de la corrección política no les acaba de gustar que digas que ser negro y vivir en la zona mala de una ciudad aumenta la probabilidad de que mueras asesinado por un disparo de pistola.
Aún más incómodo es el hecho de que el 61% de las muertes por arma de fuego sean suicidios. Sólo en 2010 se quitaron la vida con un arma de fuego 19.392 estadounidenses. Es decir, que es mucho más probable que los blancos, en conjunto, se suiciden con una pistola que cometan un tiroteo en masa.
Pero nada de todo eso importa una mierda cuando los medios se ocupan de volver histérica a la gente, y casi nadie responsabiliza a los periodistas por sus acciones. De hecho, los únicos que parecen hacerlo son los de la derecha conservadora, que tienen sus propios fines. Así que estamos todos atascados en el centro de un estúpido sándwich de fines políticos, quejándose sobre las armas, el género y la raza, con poco interés por el impacto que esto pueda tener en la sociedad.
No les importa sesgar la percepción de la realidad del pueblo. No les importa causar una histeria innecesaria, y un prejuicio absolutamente irracional contra el hombre blanco. Un prejuicio tan grave que ha alterado para siempre el sistema educativo estadounidense, y los ha llevado a convertirse en obsesos de la seguridad.
Es un estereotipo que se mete por la fuerza en todos los ámbitos. Lo utilizan para silenciar a la gente y continuar enfatizando la idea de que el conjunto de los hombres blancos heterosexuales son los seres más malvados que ha existido jamás.
Y por eso, amigos míos, el estereotipo del Hombre blanco cabreado “del saco” es una puta mentira. Porque es una forma de alejar la atención de la gente de los problemas más grandes que existen en todas las sociedades; problemas que existirán estén o no presentes las armas de fuego y los hombres blancos. Y después culpan al saco de boxeo más conveniente por esos problemas humanos, y fingen ser únicamente ciudadanos preocupados y comprometidos con el estado del mundo. Todo ello mientras siguen inculcando el odio contra sectores demográficos enteros.
*suelta el micrófono*
- Los maricas están oficialmente fuera (del bando progresista) - November 16, 2016
- Sword and Glory – A game about male disposability - November 15, 2016
- Guía para dummies para que las adolescentes respeten a los chicos - November 14, 2016